lunes, 2 de septiembre de 2013

Historia y orígenes del Aloe Vera

En el mundo de los remedios naturales es difícil encontrar una planta que tenga tanta presencia y tal diversidad de aplicaciones curativas como el aloe vera. Esta planta es conocida y usada desde siempre y se tiene constancia de su uso curativo  desde hace más de cuatro mil años. De hecho, en diversos textos históricos que han llegado hasta nuestros días se hace referencia a esta circunstancia. El más antiguo de ellos es el conocido como “Libro de los Vedas”, que data de entre 1.700 y 1.100 a.C. En diversos pasajes del libro de los vedas, considerado como el texto religioso hindú más antiguo, se hace referencia a la planta del aloe vera bajo la denominación del “sanador silencioso”, siendo común la creencia de que el aloe vera crecía en los Jardines del Edén.
Detalle de planta de Aloe Vera
Otras tantas apariciones podemos encontrar en culturas y épocas muy diferentes, como demuestran las tablillas de arcilla con escritura cuneiforme encontradas en Akkad, pertenecientes a la civilización sumeria y en las que se relatan las propiedades laxantes de esta planta.
La civilización egipcia nos ha dejado copiosas muestras del uso del aloe vera, siendo numerosos los papiros y pergaminos en los que se hace una clara referencia a los usos medicinales y curativos de esta planta en el antiguo Egipto, hasta tal punto que se consideraba que tenía poderes cuasi milagrosos, llegando a considerar que el aloe vera había sido regalada por los Dioses al pueblo de Egipto.  Los egipcios fueron los primeros en aplicar y difundir el uso del aloe vera con fines principalmente cicatrizantes y cosméticos debido a los beneficios que esta planta produce en la piel humana. Hasta tal punto su conocimiento formaba parte de la cultura egipcia que existen pictogramas que representan la planta del aloe vera en los monumentos funerarios de algunos faraones, y se cree que Cleopatra y Nefertiti lo utilizaban regularmente como parte de sus tratamientos cosméticos.

En el “libro egipcio de los remedios”, un tratado de remedios medicinales datado alrededor de 1500 a.C., se recogen varias formulaciones en las que es parte fundamental la planta del aloe vera.
El aventurero e incansable viajero Marco Polo conoció del uso del alo vera contra los males de estómago y diversas enfermedades de la piel en la antigua China. Esta presencia de la planta en esta cultura milenaria se debe en gran parte gracias a Fu Xi, primero de los tres emperadores legendarios chinos. Fu Xi, que inició su reinado hacia el 2852 a. C., fue un incansable observador de la naturaleza.

En la Grecia del Siglo V a C fue Hipócrates, considerado como el padre de la medicina moderna, quien en sus tratados dejó numerosas alusiones a las propiedades curativas del aloe vera, fundamentalmente como cicatrizante de heridas, pero también como remedio natural contra úlceras y otras afecciones cutáneas. Dioscórides ( Siglo I a. C.) fue autor de la obra “De Materia Médica”, precursora sin duda de la ciencia farmacéutica, alude en varias ocasiones a las propiedades de la planta del aloe vera.

La obra de Dioscórides tuvo una enorme influencia en la medicina del imperio romano, donde alcanzó una gran difusión gracias a Plinio el Viejo, que utilizó en sus tratados numerosas recetas de Dioscórides. 
La difusión de los conocimientos de Dioscórides, traducidos al árabe, son el vehículo para el conocimiento de las propiedades curativas de esta planta, llegando a alcanzar una gran presencia en la cultura musulmana, en la que por otra parte existen indicios de que el aloe vera era utilizado ya por tuaregs y beduinos  incluso antes del conocimiento de la obra de Dioscórides. Del árabe procede también el nombre de la planta como ha llegado a nuestros días. Ellos la llamaban “alloeh”, que significa amargo, en clara alusión a su sabor.

En la cultura hebrea antigua existe constancia del uso del aloe vera en los ritos funerarios: envolvían los cuerpos en lienzos impregnados de sustancias aromáticas y aloe. Estos ritos fueron heredados por los primeros cristianos. De hecho, el aloe aparece en el Evangelio según San Juan (Juan 19:39) “Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de cien libras.”

Bajo la dominación musulmana de la península el aloe gozó de una gran difusión, siendo la base para su introducción posteriormente en Europa durante la Edad Media. Y se creía erróneamente que fueron los franciscanos españoles que llegaron al Nuevo Mundo los que introdujeron el uso del aloe vera entre los indígenas. Sin embargo el propio Cristóbal Colón pudo observar cómo los pobladores de algunas islas caribeñas ya usaban la planta del aloe vera con diferentes fines curativos, por tanto, esta planta ya existía en el nuevo continente y no fue introducida por los conquistadores, como se creyó durante mucho tiempo. Con todo, los jesuitas sí tuvieron un papel primordial en la extensión del conocimiento y uso del aloe vera al resto de las tierras conquistadas para el Imperio Español.  

Hoy día, ya desde un punto de vista científico, son ingentes los estudios que demuestran pragmáticamente las propiedades curativas de esta planta en multitud de procesos y siguen abiertas líneas de investigación que no descartan llegar a nuevas conclusiones en un futuro no muy lejano y su consumo está extendido por todo el mundo, existiendo infinidad de empresas encargadas de su cultivo, tratamiento y comercialización.  Tal como decíamos al iniciar este artículo, pocas plantas o sustancias naturales conocidas tienen tantas aplicaciones curativas como el aloe vera, no es de extrañar que su uso se extienda cada vez más y que quien haya podido comprobar los beneficios del su uso caigan rendidos a la evidencia de la capacidad curativa del aloe vera.

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